viernes, junio 29, 2007

Fin de curso

Miércoles, 20 de junio
Te has bajado con los alumnos de bachillerato a la biblioteca, que se está más fresquito. Preparan su cena de despedida: panceta, chorizos, patatas fritas… Días muertos, con las notas ya puestas y la Piscina Municipal abierta… ¡Vaya desperdicio! La muestra evidente de que ya hace tiempo que dejaste de ser profesor de Lengua…

Jueves, 21 de Junio
…Eres cuidador de adolescentes, futuros consumidores de vacíos de colorines y nadas deliciosamente empaquetadas.
Esto último lo escribes bajo el influjo de un trabajo que acabas de leer sobre las campañas de “solidaridad empresarial”. Aquello de “El 1% de tus compras se destinará a combatir el sida en África”. Marketing puro y disfraz que bloquea la verdadera solución: política. Pero el consumo hace tiempo también que se adueñó del espacio social. Apenas quedan residuos irrelevantes de crítica y discusión… Así que: ¡ponga un negrito en su vida! Qué bonito, ver escapar la lagrimilla mejilla abajo, y poder sentirse tan, pero tan bueno…

Desde el lado oscuro, la culpa
bucea
y descubre paisajes quizás olvidados
de deslumbrante y furibunda
ruindad…”¿moral?”…
¿Es ese el adjetivo adecuado
para describir
la pulsión de asco en el pecho,
la sensación de ser mierda ambulante
con un lacito en las trenzas
inocentes
de cada posible justificación?

Saberse enfermo, a fin de cuentas,
ampara debilidades asumidas
como algo inevitable. Estar convencido
de estar enfermo.
De ser un enfermo
de infancias atascadas
en los retretes de la memoria
atiborrada de excusas.
Y ni siquiera un infierno
para arder en condiciones,
borrado de un plumazo el dios
y su comitiva fúnebre de santos pecadores
redimidos.

sábado, junio 23, 2007

Historias

18-6-07

Historias… Los palos de las tiendas canadienses se os salían por todos lados de las mochilas y pesaban como sólo los palos de las tiendas canadienses pueden pesar… Eso de las igloo ligeritas vendría más tarde, claro, no en el 80 pelado… Lo de que os tiraran piedras en Lleida, en el parque donde hacíais tiempo hasta la salida del autobús a Barbastro, ya es más atemporal, casi contemporáneo… Normal: tres peludos mochileros y un cuarto con el pelo cortito pero que mismamente parecía Melquíades con su carga de hojalatas para vender de pueblo en pueblo… “Hippys, maricones…”… Delicias de la vida rural.
Después vendrían unos cuantos días de mapas y caminatas desde Benasque hasta la Vall d’Aran, con pérdidas de ruta, baños en los ibones helados (qué delicia desnudarse, tirarse de cabeza, dar dos brazadas y salir corriendo, gritando como posesos…) y noches de alcohol y percusiones a la luz de la luna… Botes de fabada y barras de pan, unas cervezas en un bar de la ruta, con enormes bocatas de jamón…
Al final te separaste: querías llegar a Palafrugell para visitar a tu amiga Juana, que sabías que trabajaba allí… Con el dinero justo: dieta de zanahorias y botella de leche, noches milagrosas en el cámping, en la tienda de un coleguilla, y regreso a Valencia con lo justo para el billete de tren. Verano del 80. COU recién acabado. Incertidumbres y deseos.

Pues sí… Historias. Escribes en folios sueltos (la libreta está en casa) en la Sala de Profesores, debajo del ventilador. El aire acondicionado sólo da para los despachos de los jefes de Conselleria. Aquí, olores condensados de adolescentes en celo y sobaqueras profesorales más bien con tufillo a rancio. Y es que lo verdaderamente importante es lo verdaderamente importante. Siempre ha sido así. La sociedad demanda que les guardemos a los críos bien estabuladitos el mayor tiempo posible. A sus órdenes, entonces. Profe de lengua sudoroso, marcial en su puesto, camarada. Ilusionado, motivado y dispuesto a llegar hasta el final en el cumplimiento de su sacrosanto deber… Amén. Pero no me pondré de rodillas, que me mancho.

domingo, junio 17, 2007

Junio

Viernes, 15 de Junio

Eres consciente de que los temas se repiten. Ahora que se vuelve a cerrar un ciclo (se diría que vivir es ir cerrando ciclos superpuestos y entrelazados, que vuelven a abrirse de inmediato, persiguiendo su inexorable destino de cierre y nueva apertura, hacia infinitos que en algún momento dejarán de incluirnos, a ti y a nosotros, claro está…), la tentación de repetir ideas y percepción de sensaciones es grande, pero también lo es la del silencio: por qué y para qué insistir en lo ya sabido, en el vacío que provoca tanto trabajo inútil, tanta farsa cara a no se sabe bien qué galería… En fin: ¡vacaciones escolares, eres libre, disfruta…! Y calla, o habla, o ninguna de las dos cosas, pero deja de dar vueltas como peoncilla borrachuela, que nos mareas.
Calorcito y ventiladores. Calorazo y aires acondicionados. Sudores y remojones. Proyectos que renueven los ciclos (¡ya, seguro que sí…!).

Sábado, 16 de junio

Andas ahora por ahí con una libreta, como en aquellos tiempos. Recuerdas: hora tras hora en el puestecito del mercadillo hippy del Parterre, donde vendíais las chuminadas que se os había ocurrido hacer en la serigrafía de tus compañeros de piso, para sacaros unos durillos, sobre todo tú, el estudiante sin ocupación por el momento. Allí escribías y escribías sin parar, sabiendo que Aurora esperaba cada tarde el resultado febril y galopante de tanta dedicación. ¡Qué no hubierais escrito, tú y tantos otros como tú entonces, y cuántas visitas y mensajes y contra-visitas y comentarios no os hubierais intercambiado, de haber existido ya los blogs y toda su parafernalia! Así que como ahora sí existen, aquí estás tú, con tu libretita.

Se va abriendo ante ti el horizonte despejado del veranito juguetón: sudarás, harás el vago, viajarás, zamparás y beberás cual cosaco (por no romper, por otra parte, con el ritmo habitual durante todo el año) y te prepararás, hormiguita tenaz, para resistir otro curso, y otras elecciones generales, y otro período pautado de convivencia con compañeros, alumnos, vecinos y demás indeseables a los que te debes y que a ti se deben, maldición seguramente bíblica, porque sólo los libros sagrados pueden tener tanta mala leche como para gastar semejantes putaditas.
Planearás: vista de pájaro sobre el conjunto de tus días. Hallarás cabos de los que tirar: Rosa, aquella aprendiz de Maga que luego tuvo un Seiscientos que os llevó aturulladamente de aquí para allá; el puesto de chucherías y las navidades en la calle, viendo pasar el gentío pre-híper-consumista de aquellos ochentas infinitos; la tribu encontrándose y desencontrándose en noches consecutivas por los tugurios del Barrio del Carmen (desconocido ahora y a la vez el mismo: casas derruidas, edificios nuevos, y gente, y pijerío, y estampas de juventud en tu memoria casi en color sepia y flashes psicodélicos…); turbas falleras y, entre el gentío, Aurora y tú aterrorizados porque todas las caras parecían deformes, monstruosas...¿os habrían invadido?
A la vez el ahora: la cena en casa, anoche, con Sofía. Un par de buenos tomates valencianos, jugosos, maduros, sabrosos, con su poco de cebolla, salvia, y el aceite erxtremeño que guardáis para las ensaladas; unos lomitos de atún de Barbate, el último tarro del que os trajisteis el invierno pasado, con unos pimientos asados envasados por tu suegra; unas tostadas con sobrasada de Massamagrell, de la que os regala tu padrino todos los años, y unas láminas de parmesano; unas setas (congeladas, eso sí) salteadas con ajo; una buena botella de vino de la Conca del Barberá, transportado con todo mimo desde la tienda de Montblanc, aprovechando la última calçotada; de postre, el puro que os permitís los días extraordinarios, compartiéndolo como si fuera un emisor de señales secretas… En una cena, se diría, el resumen de todo el año…

viernes, junio 08, 2007

De paraguas, céspedes y purezas

31 de Mayo-2007

Otro jueves de Manantiales: de nuevo entretienes la espera con nosotros, una vez desfogado tu impulso peleón. Piensas ahora que no has dicho nada de los “puros”, de los “incontaminados”. Tú lo fuiste durante algún tiempo: el verdadero libertario no se manchaba con las segregaciones de mierda de todo aquello que supone luchar por el poder… La “verdad”, la “lógica” iban a llegar por sí mismas a las mentes liberadas de prejuicios de una nueva humanidad: la cultura era el arma, el acceso a la formación, la circulación sin trabas de la buena nueva de la solidaridad universal.
No tardaste demasiado, claro, en darte cuenta de las estrategias de dominio que se ponen en funcionamiento en cuanto se juntan tres (¿dos?) personas, de la total falta de escrúpulos a la hora de plantar la bandera del yo en el centro de todas las batallas. No, la santidad ácrata no existía, y todos pertenecíais a una misma calaña de miserables empeñados en llenar vuestra cuchara, en cada acción de vuestra vida, en cada rincón de vuestro contacto con el “prójimo” al que habíais de liberar.
Debes reconocer que transitar por tal “via crucis” vital en los años 80 tuvo su encanto. El mundo era muy pequeño, entonces, y las tribus locales disfrutabais de deliciosos reductos de soledades compartidas. Fueron las músicas, fueron las escrituras, fueron las lecturas (leerle Rayuela a una réplica de La Maga tumbados en el césped de un parque, con unas cervezas a mano y los colegas dispersos en el espacio demarcado de los días que iban cayendo como hojas de otoños improbables, es un privilegio que los actuales veinteañeros ya nunca podrán disfrutar, no al menos “de aquella manera”).

8 de Mayo-2007

Ellos, los veinteañeros, podrán disfrutar de, por ejemplo, la obrita que viste el jueves pasado, una recreación bailada de la tensión sexual entre la niña Alicia y el pastor Carroll, o de las delicias de la interconexión universal, pero enterrar simbólicamente paraguas desvencijados es una acción que va resultando más bien incomprensible: ni siquiera a ti se te ocurriría hacerla hoy, seguramente: andarías ocupado, sin más, en otras historias…
Rosa, se llamaba aquella criatura huidiza y gatuna… Pero esa es otra historia que, quizá, sea contada en el momento oportuno… ¡Paciencia!

viernes, junio 01, 2007

Elecciones y otras zarandajas

Martes, 29 de Mayo

Son las nueve y media de la mañana. Hoy has decidido aparcar durante un rato tus abundantes, asfixiantes, acuciantes obligaciones, y hablar con nosotros, así, como si tal cosa. Ya te gustaría ser dueño de un medio de comunicación de masas cualquiera, para empezar a lanzar exabruptos por esa boquita que los dioses te han dado cuando te mosqueas, pero es que, si te lo piensas un poco, casi no estás ni siquiera mosqueado. Y es que las cosas son como son. ¿Qué cabía esperar? Todo eso adivinamos en tu cara de medio vinagre, ya ves, sólo medio. Después de comprobar cómo medio país va a votar a los fascistas vocingleros, y el otro medio se queda en casita durmiendo (si es que existe este segundo medio país, que ya lo vas dudando), deberías estar rabiando, gritando, pataleando… Pero no. Es cuestión de medios vinagres y medios países, o países enteros… el razonamiento es tan arduo, y a la vez tan sencillo, que ni ganas de hacerlo tienes… No, definitivamente, no vale la pena ya ni siquiera hablar… recurrirás quizás a los antiguos himnos:
No és això, companys, no és això
pel que varen morir tantes flors,
pel que varen plorar tants anhels.
Potser cal ser fidel altre cop
i dir no, amic meus, no és això.

No és això, companys, no és això.
ens diran que ara cal esperar
y esperem, ben segur que esperem.
Es la espera dels que no ens aturarem
fins que no calga dir no és això.

Miércoles, 30 de Mayo

Hoy decides salir al jardín. Hace un día estupendo, corre un aire suave, y tú eres uno de esos cabronazos que tiene una casita con su jardín, y su piscina; no es una mansión, pero resultoncilla ya va siendo, ya. Justamente aquí, el sábado por la noche, durante y después de una de esas super-cenas con que te descuelgas de vez en cuando, hablabas con los amigos sobre la gente, sobre vosotros y sobre los privilegios. Tú sostenías la tuya: te resulta ridículo reivindicar asuntos salariales o “profesionales” desde tu posición de privilegiado social. Tus carencias, las de tu gremio, quedan a años luz de lo que es urgente y sangrante necesidad social. Que os equiparen en sueldo con vuestros iguales de, por ejemplo, Cataluña te parece un asunto en absoluto prioritario, mientras cientos de inmigrantes sigan durmiendo bajo uno de los puentes “atómicos” de Valencia. Ni siquiera hablemos, entonces, de los hiper-gastos millonarios de America’s Cup, Ciudad de las Artes y similares. Defiendes que una de las mejores explicaciones para lo que está pasando (las elecciones del domingo vienen a confirmarlo) es que el sistema está acabando de conseguir que seamos incapaces de mirar más allá de nuestro ombligo: yo quiero, yo necesito, yo me merezco…
La impenetrabilidad de las cabezotas adolescentes a tu cargo también ayuda: el “nuevo ciudadano” del primer mundo ya está aquí: autista, consumidor obediente y aplicado seguidor de las consignas de los media. Todo lo que sobrepase el nivel intelectual de Los Serrano o de Operación Triunfo es un rollazo insoportable y no-me-ralles-tío, que tengo que intercambiarme señales de humo por el MSN, que si no me entra el tembleque digital.
Paras, respiras, relees…
Los partidos tradicionales, las ideologías, ya no son motores de cambio ni estímulos para la gente. Para ganar unas elecciones en la España (¿la Europa?) actual hay que darle al votante lo que quiere. Una vez llenos los estómagos y garantizado el encefalograma plano (¿quién iba a decir hace algún tiempo que los avances técnicos en comunicación nos iban a traer hasta aquí?) sólo queda ver quién suministra mejor circo o mejores banderitas por las que pegarse. Y si algo va mal, palo al emigrante, que nos quita los puestos de trabajo y ensucia nuestras calles.
Ya sólo va quedando solucionar algún fleco para que nuestro mundo alcance la felicidad absoluta: esos individuos marcianos, por ejemplo, que insisten (insistís) en tocar temas trasnochados, con éticas y posturas del paleolítico. Afortunadamente, las nuevas generaciones están ya vacunadas contra su (vuestro) influjo: absortos en sus maquinitas, los neo-jóvenes (no confundir con los jóvenes marcianos, irremediablemente seducidos por los aviesos dicterios de los marcianos adultos) sólo piensan en su brillante presente de lentejuela virtual (que incluye, por supuesto, soñar con participar en ONG’s muy, pero que muy solidarias con el Tercer Mundo, pobrecitos, siempre y cuando papá pague y podamos volver enseguida a casita, a darnos una ducha esterilizante…). Además ellos (vosotros) no forman parte del “pueblo”: son (sois) elitistas intelectuales, come cocos, alejados de la realidad cotidiana, resentidos ajenos a “los verdaderos problemas que nos afectan a todos y a todas”.
Tú te prometiste hace algún tiempo no darle más vueltas al tema. Acuñas nuevo eslogan, que colocas en lugar de privilegio. Y sigues tomando el fresquillo de la tarde:
Queridos compatriotas todos: ¡QUE OS DEN!