miércoles, diciembre 26, 2007

Espejito, espejito...

Mañanita de navidad y 46 años recién cumplidos. Inevitable intercambio de opiniones con el espejo (el vaho de la ducha ardiendo ejerce de niebla misteriosa), y lejano vislumbre de quien fuiste, de quien soy y también de quién seremos, en ese progresivo redondeamiento de papadas infames e intenciones poco saludables, al hilo de la persona gramatical desquiciada en la que me refugio, con cara de tenerlo todo muy claro, dice el espejo, ya liberado de su momentánea condición de ser empañado por los acontecimientos. Otras mañanitas fueron, y seguramente los alcoholes ingeridos eran de peor calidad y en mayor cantidad, pero las recuerdas tardías y resacosas, no como esta, a las nueve en pie y apenas una leve acidez que pide mínima tregua antes del cocido multitudinario que mandan los cánones y la tradición zampatoria.
Rondas en torno a la idea, a la sensación clara y precisa que disfrutaste, padeciste, te invadió, se te vino encima, experimentaste… hace un par de días. Quieres huir del tópico, porque no era un tópico. Así que te aproximas de puntillas, rodeas los interiores (puro callo trabajado a martillazos) de tu capacidad de percibir, registrar y almacenar sensaciones, y tratas de acertar a la primera, mientras te pierdes en temeroso circunloquio y mareante revoloteo con giro y pirueta, acrobacias de saltador de piscinas aeronáuticas, eternamente suspendido en el vacío logorreico de sus miedos y pesadillas, Dorian Grey sin retrato: tu sonrisa, la mía, en el espejo. Y el tiempo: el tiempo se acaba, vuelta y revuelta, cosas que ya no pasarán, lugares a los que no volverás y otros a los que ni siquiera podrás ir por primera vez. Sobresaltos, sonrojos, placeres e histerias que ya no serán, que han sido y ahí van a quedar, en el han sido con que te relames ahora, envidioso de ti mismo porque estuviste ahí, porque estuve ahí y disfruté cada hilillo de suceso y de percepción, de memoria, regusto, punzada sobre piel y silencio de puntillas.
Y al mismo tiempo: la succión… el torbellino que tira de mí hacia el fondo de los pozos, la pulsión rítmica de los anillos que engullen, los relojes que traquetean en la cuesta abajo inminentemente definitiva. Por supuesto, apenas un instante la sensación en mí. Y el yo del espejo compuso el gesto exacto. Y ambos supimos. Y la media sonrisa, con la media barba canosa, las medias vidas cumplidas ya, por siempre jamás. ¡Vivan las futuras medias vidas!
Que vivan, mascullas desganado, mientras corres a refugiarte en nuestros brazos siempre acogedores, innumerables, presentes y, sobre todo, dispuestos…

miércoles, diciembre 19, 2007

Y es el caso...

Y es el caso que no sabes si tienes ganas de escribir, porque esta vez escribes tú. Nos dejas de lado, nos silencias, y podrías por eso mismo dejar de utilizar el nosotros y el tú, quedarte con el yo puro y desnudo que te retrata… ¡Tanto tiempo ya suplantándonos! Hablando por nuestra boca como ventrílocuo eficazmente camuflado tras el juego de las voces, escuchándote en feliz estéreo y disimulo, como si fueras otro, como si fueras nosotros, o como si desdoblados en infinitos cronopios saltarines pudiéramos, todos juntos, acercarnos al abismo del que felizmente apenas nada nos separa, y pudiéramos arrojarnos, planear, descender hasta otros suelos más amables, seguramente más reales, dotados de otra consistencia: la de la lógica, la del vivir desprovisto de sangrías criminales y cinismos con bata y rulos de andar por casa (esos que le hacen creer a la gente cosas tan imposiblemente idiotas como que su bienestar está en trabajar el doble cobrando la mitad, porque si no los pobres “creadores de empleo” tendrán que escatimar combustible para el yate, porque si no no habrá Fórmula I en Valencia, ni churros con chocolate los domingos…), cada día, cada segundo que se va quemando en la hoguera del transcurrir sin pausa hacia los ningún sitio previsibles…
No sabes si tienes ganas, seguramente porque ves que todo sigue igual, que apenas hay cambios en los delirios suicidas del mundo alrededor. La hipocresía de las grandes luminarias se come el pastelón de las conciencias globalizadas. ¡Y encima presumen de luchar contra el cambio climático! Quiero ver las ciudades a oscuras (tú, hablas tú). Quiero ver los coches oficiales en su versión a pedales, y los jet gubernamentales en el paro más parado. Quiero ver la cara de gilipollas que se nos queda a todos los que civilizadamente reciclamos cada gramo de basura que producimos. Quiero ver un enorme paquete con todas las buenas voluntades dentro, y un lacito pa’ que quede más mono. Quiero ver, dijo el ciego, y vio, vaya que si vio. Vio más de lo que quería, así que cerró sus ojazos (verdes, brillantes, expectantes…) para siempre jamás y se echó una siesta, por si se podía despertar de la pesadilla…
Estoy (estás) harto de tratar de ver las cosas racionalmente. Las utopías no podían ser y eran imposibles, pero ahora resulta que los más absurdos sueños de la humanidad agilipollada se están haciendo realidad… ¡Los imbéciles pueden propagar sus grandes hallazgos de mierda a los cuatro vientos, y hordas de imbéciles como ellos los festejan aquí y allá, esgrimiendo aparatitos de realismo mareante, con mil hiper-matices para resaltar el cero, la nada, la miseria mental más absoluta! ¡Viva la Navidad, coño! Y al primero que ponga cara de progre resentido lo trincamos por pro-abortista, o por anti-homófobo, o por avinagrado republicano… ¡Viva Gadaffi, viva la democracia! ¡Viva Israel, país solidario donde los haya! ¡Vivan los derechos humanos de China, y la diplomacia de Putin! Pero muera Cuba, que es muy mala, y Fidel un dictador asesino. Y Chávez un payaso. Y Evo un indio cabrón. Pero Sarkozy se ha ligado a Carla Bruni, y todos cantaremos a coro y bailaremos alegres, contentos, con barbazas de Papá Noel y luminarias hasta en la taza del retrete, porque es Navidad, coño, y debemos sentirnos felices y agradecidos por no ser africanos, o indios (sí, como Evo) o chinos de los de toda la vida (no esos tan guapos de ahora), o nicaragüenses, o bogotanos de las afueras, o mexicanos de las afueras, o bonaerenses de las afueras, o afuerenses universales revolcándonos en los desperdicios de este mundo sonriente, musical, sandunguero y universalmente encantado de haberse conocido…
Pues eso, que no sabes si tienes ganas de escribir…

miércoles, diciembre 12, 2007

Ronroneando

Martes,11 de diciembre

Hace unos días te diste un pequeño empacho de auto-relectura del que, para qué negarlo, saliste casi contento… Ahora que hace casi tres semanas que no vas al teatro (y por supuesto tienes mono), casi aprovechas para mirarte “actuar” como a través de la famosa rendija que todos, siempre, quisimos tener a mano, presta para acoplar ojazo fisgón, sobre uno mismo en este caso… Y te viste guapo, y resultón, y hasta simpático. Te aplaudes un poco, te alisas la mirada, y la diriges hacia otro lado:
...fin de etapa, fiestas pringosamente navideñas que aliviarás este año con escapada rural (Sofía felizmente convaleciente), descanso a la vuelta de la esquina, suspensión momentánea, posibilidad de olvidar, por ejemplo, las sandeces a diestro y siniestro sobre el informe PISA tan electorales como todo lo demás, y unas ganas enormes allá, en el fondo (ese fondo extrañamente optimista y positivo que uno diría que le mantiene en pie a pesar de todo), de que por fin se empiece a hablar de cosas realmente importantes, de que el formidable aparato de comunicación(es) que nos domina y para el que vivimos empiece de verdad a servir para algo más que para jugar a los marcianitos y tener acceso fácil a todo tipo de pornografías (la sexual no es, ni de lejos, la más peligrosa de todas...). Quisieras creer que no es cierto, ni definitivo, el dominio absoluto de las modas intensivas: ahora toca cambio climático, ahora toca accidentes de tráfico, ahora toca violencia en las aulas, ahora toca violencia de género… Huracanes completitos de opinadotes, manoseadores, profetas, tertulianos y vociferantes varios y… a otra cosa, mariposa, y con los mismos argumentos grasientos cada vez, con la misma baba autocomplaciente resbalando comisura abajo, asco supremo y deseos de sordera galopante. La “gente de la calle” repite en perfecta formación simiesca las tonterías que sistemáticamente le inyectan los medios, suelta algún chistecito de la serie televisiva más repulsiva que haya a m ano, y felicidad total: que el mundo se arregle solo, y a mí qué me cuentas, que bastante hago con deslomarme (escaqueos aparte, claro) para poder mantener el BMW y disfrutar de esas tardes tan chupis en los lavaderos de las gasolineras (la gran afición nacional, nos dices: ¿nadie se ha fijado en la cantidad de gente que se pasa los domingos por la tarde lavando primorosamente su cochezote?).
…Y has observado, después de todo, que la expectativa de unos días de aislamiento, paseando, leyendo, conversando quizás, lejos de “todo esto” (sea lo que sea) basta para que se te ponga cara de ahí me las den todas, la vida es bella, y vale la pena aguantar un par de semanitas más. Así que no hay color: ¡que ladren ellos! Tú a ronronear , como buen gatito meloso y juguetón (ya te gustaría, ya…)

miércoles, diciembre 05, 2007

Broncas, muchas broncas...

Martes, 4 de Diciembre

A estas alturas quisieras que la plácida capa de escepticismo que simulas te evitara incluso la tentación del pesimismo. Que constatar*, por ejemplo, que hay gente capaz de romper unos minutos de silencio en honor a personas asesinadas por ETA para llamar maricón a un concejal...

…obviedad similar a la de llamarles borregos pendencieros analfabetos a los gritones…**

… “si apollas a Zapatero…”, se lee bien claro en una de sus pancartas, y es que sí, todo lo deben hacer con la p(…)…

…no fuera nada más que eso, la constatación de que estos son nuestros tiempos, sus tiempos, te corregimos, que no los tuyos, sus tiempos de mugre y futuro estupidizado por doquier. La constatación no duele: la constatación es. Mientras te queden fuerzas para mantenerte beligerantemente al margen de tamaña burricie, todo se podrá soportar. Para lo que te van quedando pocas es para seguir imaginando el “mundo mejor”, que al parecer las nuevas generaciones van modelando a imagen (nunca mejor dicho) y semejanza de un universal video-juego, soma para neuronas prematuramente ancianas, a la justiciera expectativa de buenas dosis de alcoholización compulsiva: de la sobria sosez máxima al coma etílico salvaje, sin pasar por las hermosas placenteras etapas intermedias…

Miércoles, 5 de diciembre

*Te das cuenta, cada vez que utilizas estos episodios de la insignificante vida nacional, de que tus lectores de afuera posiblemente no sepan de que estás hablando, pero debes reconocer que es superior a tus fuerzas. Hay una furia desatada e irracional que posiblemente tenga correspondencia en otras latitudes con otras inercias, pero, a fin de cuentas, esta es tu inercia, y en ella vives…

**Las palabras y lo políticamente correcto se llevan mal… “Maricón” hace tiempo que dejó de ser un insulto. Se ha reconvertido en palabreja que delata a quien la utiliza… Casi no vale la pena ni hablar de ello… Boca torcida, joroba intelectual en ristre, chiste tabernario de malos vinos, cuando hace tanto tiempo ya que están a nuestro alcance delicias infinitamente más entretenidas…