martes, mayo 30, 2006

Debajo de la alfombra

Debajo de la alfombra.
Donde reductos indomables de seres reptantes,
sutiles,
rostro de babosa virado al verde
metálico,
donde la sangre fluye recta hacia el fin
intuido
hace ya un tiempo como un sorbo
de vida concentrado en el aliento
congelado
por la tarde y la neblina.
Debajo de la alfombra.
Allí busco los pedazos,
los fragmentos,
los retales,
restos desencuadernados de la quilla
o de las alas,
o de lo que quiera que fuera aquello
en que navegaban materiales
alguna vez preciosos y ojos verdes
plantados en la visión de una sospecha
confirmada.

El cronopio contempla las líneas perpetradas, atónito y halagado, como si se hubiera regalado a sí mismo la mejor tarta de chocolate y merengue, lista para ser estampada en su rostro un poco como de lelo sorprendido a punto de atracar una tienda de golosinas. “Se me parece”, piensa, con el volumen del pensamiento rebajado al máximo, por si los sustos violentos, que a estas alturas no le sientan nada bien. “Se me parece tanto como los espejos que hacen gordos y flacos a los permanentemente sospechosos de equilibrio-finalmente-alcanzado, como trufas heladas sonrientes en la feria. Se me parece tanto como un mordisco en la nariz que gotea estalactitas cuando uno se va de vacaciones a la Antártida y se olvida el bañador, y las ganas de ponerse moreno… Pero se me parece”.
Eso al cronopio le da miedo y alegría, y le pone bailón, saltarín y temerosamente lánguido, todo a la vez, revuelto en batiburrillo de vida viviéndose como loca descontrolada en fiesta imprevista. Con el mando de la tele en la mano, zapeando a la buena del diablillo cornalón (dios aquí tiene poca bola), el cronopio se sonríe lo más ampliamente que puede, y se da a sí mismo un beso de buenos días…¡Yupi!

sábado, mayo 27, 2006

Continuidad de parques y paraguas

Querríamos mirar hacia algún lado (adelante, atrás, derecha, izquierda...) con algo de perspectiva. Sería algo más fácil si el albañil incansable que todo cronopio lleva consigo (para utilizar en caso de urgencias: tembleque súbito de cimientos...) no se dedicara a levantar muros de, más o menos, la vergüenza, sin descanso, ni tregua, ni catala, ni cristo que lo fundó. A veces sucede, y entonces la línea del horizonte se puebla de rostros que fueron, y de seres que uno fue y ya apenas recordaba... Una tarde de parque y dieciocho recién cumplidos, como flanes y cebolletas tiernas, botellón cervecero (¿acaso alguien cree que se inventaron ayer?) en ristre, capítulo primero, paraguas arrojado por barranco y la reencarnación en la tierra de la Maga atentísima a la lectura y buscando en torno artilugios heridos que rescatar y gatos en los que volver a ser, séptima, octava vida si no le importa, caballero....
Las melenas sufrieron metamorfosis, y los dieciocho se multiplicaron en la tierra, qué obedientes ellos a la maldición de don dios, hasta ser miles, millones, años luz. Miradas nuevas, muros nuevos, seres de carne y hueso que pueblan las aulas donde el cronopio se busca y se esconde, jugando a casi todos los escondites posibles, intentando la pasión donde casi siempre la rutina, y desmoronándose de a pedazos mientras parchean, eficientes, los peones del cemento armado... Un día de estos, pedirán aumento de sueldo y ya entonces sí que no, oiga, no me pueden ustedes hacer esto: caminar a la intemperie, con el frío que hace, y la velocidad, y toda esa gente tan amable que se empeña en que reventemos, y despertemos, y seamos realistas, y contratemos planes de pensiones y nos caigamos muertos sin molestar, viejo asqueroso. Pero no, son buenos chicos, y nos quieren tanto, tanto, a mí y a todos mis dobles aterrados...

martes, mayo 23, 2006

Impaciencia

El cronopio se lleva terrible disgusto cuando, por mucho que mire, el cero de los CERO COMENTARIOS sigue impávido en su estudiada pose de "lo tienes claro". Él que se veía invadido, cercado, asediado por miles de palabrillos a vuela pluma, saludo vivificante y ya te digo todos los que somos y más que no vinimos... Por eso él abre y abre blogs a la búsqueda de cronopios linkuefascentes, pero no, este no, ¿y este?, no tampoco, sigamos... Mucha literatura. Mucha. Pero si el cronopio desfallece, su doble en el espejo, el fama remendón, recogerá los cadáveres y los sembrará de acentos (y comillas). No lo dudes. No lo dudes...

domingo, mayo 21, 2006

Cronopio husmeando

Cronopio husmeando en todas direcciones...Cronopio-cronopio desandando el camino para volverlo a andar y desandar... Cronopio que roe zanahoria queriendo des-roer y trepar por pared marcada con deconchones...Cronopio sabroso retando a fama a corre corre que yo llegué antes...Cronopio, nariz que gotea, tarde de lluvia fina y retales, tralarí...

sábado, mayo 20, 2006

Antes de acostar

Antes de acostar, el buen cronopio revisa su mirada, para eliminar adherencias indeseadas, y descubre, tras casi arrancarse los ojos, que es que las cosas (la vida, qué le vamos a hacer) no es casi nunca como uno quisiera... Así que, buen chico, suspira y, simplemente, ocupa su lugar, la cabeza sobre la almohada, cierra los ojos lastimados y sonríe. Por si acaso.

La vida secreta de los cronopios

En el centro de la galaxia subterránea los tubos de pasta de dientes afilan sus colmillos a la espera de sangre fresca. ¿Será hoy el día en que la presión encuentre su sitio exacto, y los viejos tubos recuperen sus antiguas rigideces? Entonces era importante saber por dónde se apretaba el tubo... La flexibilidad de los nuevos materiales nos deja con cara de imbéciles, en la plena aceptación de que DA IGUAL lo que hagas... Tu huella no permanecerá.