viernes, marzo 23, 2007

"Presente sucesión..."

Te pasa muchas veces: no consigues arrancar a escribir hasta que te plantas con un bolígrafo frente a una hoja en blanco: el método tradicional, el sonidito característico del raspar de la punta sobre el folio, la presión concentrada en dedos, articulaciones, muñeca… Las palabras parecen, así, más físicas, más reales, más tuyas. Pesan. Existen.

Empezaste, hace unos días, una “confesión” que has dejado a medias. Nos aseguras que no vas a repetir el jueguecito del post anterior, y nosotros te aseguramos que no estamos en absoluto dispuestos a permitirlo, así que tu amago de no se sabe muy bien qué quedará totalmente inédito: nadie sabrá nunca nada. Jamás. La penitencia va incluida en la sustancia vacua de tus razones…

Tienes sueño: bonito tema de interés general. Has dormido mal, pensando en los últimos follones en que te has metido (vas a meterte) por amor al arte más que nada… ¡Qué ganas de buscar pre-ocupaciones, cuando estarías tan a gusto sin mover un dedo, fósil neandertal aparcado junto a tus privilegios, tu derecho a rutinas inamovibles, de las que poder quejarte luego, en el momento angustiado de caer en la cuenta de tu “presente sucesión de difunto”, Quevedo dixit. No importa: esta noche dormirás como un bendito (anotación traviesa de dos días después: ¡y unas narices!), y el ajetreo te irá sacando de ti, te hará formar parte del mundo, te concederá incluso la ilusión (“bendita ilusión”, volvamos también a Machado) de estar moviendo el mundo, aunque sea apenas un par de milímetros, con ingenua palanca de apoyo en pequeños detalles apenas perceptibles…

miércoles, marzo 14, 2007

Manuscrito perdido y encontrado


Es el caso, nos recuerdas AHORA, que siempre fue como “de buen tono” decir algo así como que Rayuela no era más que una simpática estafa literaria. Has vuelto a leer esa afirmación recientemente, así que querrías que este post enrevesado se constituyera en modesto guiñote con mucho disimulo y palmaditas en la espalda descerrajada de la risa del tío Julio, que no está el campo para puertas ni las meninges para desagravios ofendidos. Es el caso, insistimos, que es precisamente AHORA cuando nos sugieres que escribamos que, al fin, esta mañana encontramos el manuscrito que algunas líneas más abajo decíamos AYER que habías perdido. Se te ha ocurrido que tendría su aquel incorporarlo al post antes de avisar AYER de su pérdida y después de recordar HOY que fue recuperado. Creemos que es sólo por joder, pero mira, nos hace gracia tu idea, y allá vamos. Por supuesto, el texto recuperado fue escrito ANTES DE AYER. Este sería un buen ejercicio para repasar la conjugación española: añado ahora lo que escribí antes de ayer , aunque ayer dijera que lo había perdido. No podría hacerlo si no lo hubiera encontrado.

I
Los estímulos exteriores te están llevando, en los últimos tiempos, a acentuar tu tendencia al mal humor, al exabrupto, a la maldición gitana (¡racista!), al acceso de cólera malpensante, al dolor de estómago mental, a la rabia impotente… Proseguiríamos la lista, pero nos detienes con mirada verdaderamente furibunda y nosotros paramos, callamos, asentimos. Es cierto: todo lo contamina la sandez, la ignorancia alegremente exhibida, el deseo manifiesto de dar gusto al vulgo, bien educado para sentirse orgulloso de que, al fin, el “sentido común” haya impuesto la burrera ególatra, el sentimentalismo barato, el instinto primario del dominio del más fuerte, la beatería santurrona, hipócrita, el olvido de todos los errores, la memoria de todas las tradiciones simiescas…como valores a fomentar y a poner delante de todos los demás. ¡Bravo!

II
“Caso” De Juana Chaos. Condenado por Delito de Opinión, tras cumplir pena por Asesinato. Griterío endemoniado, vacío de argumentos. Ley de Partidos: restricción de la supuesta “Democracia” que elimina de un plumazo a miles de ciudadanos votantes. Poder Judicial: chalaneo abiertamente admitido y publicitado. Si alguna vez hubieras sido “demócrata”, al estilo de los que a sí mismos se proclaman como tales, estarías asqueado. Afortunadamente, siempre negaste serlo, jamás quisiste entrar en el mismo saco que los sonrientes triunfadores que ostentan cargo con relojito de oro bien visible y untuosidad curesca siempre a mano… Si ellos son “demócratas”, tú no, así de sencillo.

En el momento de decir esto, andabas preocupado por lo excesivamente localista de las anécdotas motivadoras de tanto cabreo, pero ya habías decidido no intentar explicarlas… ¡Eso que se ahorran los que las desconozcan! No tenías muy claro si debíamos publicarlo o no, pero la sucesión de casualidades-causalidades arriba comentadas con evidente intención de confundir al benevolente lector han precipitado la respuesta. Atención a la variación sobre el mismo tema del bloque siguiente, que, naturalmente, fue escrito AYER cuando pensabas que habías perdido lo inmediatamente anterior. Llevas varios días escuchando scats de Ella Fitgerald en tu desplazamiento en coche al trabajo, así que cualquier semejanza con lo posiblemente jazzístico está más que justificada, y además quedas maravillosa y cronopiamente (juliescamente, más que nada) ilustrado y culturizante. Sí señor.

Deberías concentrarte en lo que quieres hacer, pero te despistan las mismas cosas de siempre: jugueteos descontrolados sobre el teclado, saltitos aquí y allá que se te llevan de nuestra vera, verita, vera… Tardas en regresar, y cuando lo haces ya eres otro, eres el de varios minutos después, el de varios siglos antes, a veces, mostacho y barba enhiesta de bucanero despistado… Has perdido, nos dices, los folios en los que andabas apuntando lo que nos ibas a decir. Seguro que aparecen por cualquier extraño lugar, pero da igual… Maldiciones en voz alta a partir del golpe de estado callejero que se han montado los fachorros estos días, y reivindicación de la anti-democracia, a la vista de cómo está la supuesta democracia… Alguna vez te lo preguntaron: “¿Es que no eres demócrata?”. “Si tú eres demócrata, yo no lo soy”, respondiste, y la contestación sigue siendo válida ahora, días de banderita y tentetieso… ¿Por qué será que esos símbolos no te han representado nunca, y te sigue dando urticaria su mera cercanía? La bandera republicana también es una bandera, y sin embargo… Entre evocar a Machado y evocar a Fraga creemos que sigue habiendo alguna distancia. Tentación de grito: “¡Por la acracia republicana, ya!”. Muy bien. Respira, toma aire…
Es que ya no estás para estos trotes. Pero da mucha rabia que energúmenos de esa calaña se apropien del lugar de los que no tienen voz publicitada y engrandecida por los medios. Por eso hasta has dejado de ver telediarios, enfangados en cuentas y cuentiñas. Y ya está bien, que tanta atención no se merecen. ¡A otra cosa! A estos días soleados que anticipan los nerviosismos primaverales… A la pólvora descontrolada que ya vuela sobre la ciudad de la que, afortunadamente, huirás en unos días hasta que pase el jolgorio, tan lejos ya del adolescente que esperaba estos días como agua de mayo de libertad vigilada un poco menos de lo habitual, y callejeo en bandadas, entre alcoholes y multitudes. Otro ejemplo de juerga secuestrada por los de siempre, que enredan a los más en sus jilipolleces de reinas de las fiestas, bendiciones y zarandajas… Con los ensotanados bien cerca, no sea que se cuele el diablo, y el azufre de las explosiones se confunda con el de algún infierno provocador y beligerante. Sí, en efecto, alguna vez la calle fue nuestra, y a ratos lo sigue siendo, pero cuesta tanto, tanto…

martes, marzo 06, 2007

Ningún sitio

Demasiados caminos hacia ningún
sitio.
El aire inmoviliza tu mirada,
estéril, que apenas sitúa el lugar
de las futuras
derrotas.
Pesadez de siesta en las encías
descarnadas del silencio.
Balbuceo interrogante con palabras
a medio construir
colgando
de tus labios entreabiertos.
Intuido deslizar
de pies que quizás arrastran
vieja herencia de barro sólido que obtura
toda posible salida
airosa.
Tú. Apenas una sílaba.
Ya seguramente ni siquiera pronombre
en el que habitar
libre de carnes ávidas
de placer,
de lánguido
goteo
de placeres
más o menos prohibidos o tal vez simplemente:
olvidados,
moribundos,
reales alguna vez en el recuerdo
de lo que pudo haber sido
y para tu infinita sorpresa fue,
sucedió,
se agotó en su cúmulo de inercia
que lleva al fin,
al se acabó,
al aplauso de mano
detenida
en el aire,
repentinamente sólida,
pétrea,
funeral.
Ciclo abierto: no hay manera sensata de cerrar el poema y redondear su sentido. Ciclo, y círculo, y giro en espiral concéntrica, que va ocupando el espacio hasta reventar por sus costuras, agotando el aire, sugiriendo asfixias de nudo corredizo que se cierra sobre el cuello, que te hace bailar el vals del dulcemente ahorcado en sus propios jugos anhelantes…

jueves, marzo 01, 2007

Veo, veo...

Estás enredándote, presientes, en la malla vacilante de la duda, inquieta. Dudas de ti, dudas de nosotros, dudas del medio, del mensajero y del público con tentación de boquiabierto, babosillo, fulgurante… Las sobredosis de escenario te hacen verte muchas veces como actor que despliega su comedia, más bien su feria (variante urgente del teatro contemporáneo, que pierde su distancia para convertise en contacto…), con ánimo de vendedor de coches raudos como el viento y bellos como patatas esculpidas por fidias de ocasión, borrachitos, porrones enhiestos que sobrevuelan los gaznates… bla, bla, bla…. Y encadenas entonces sandeces sin fin que oculten el vacío en que te mueves y respiras. Demasiadas cosas, demasiadas cosas. Todas esas historias que aún no has contado y que casi nunca te apetece contar, porque nunca puedes pararte lo suficiente. Con ánimo efectivamente de narración trabajada, de búsqueda de hilos conductores que reúnan los fragmentos, que den sentido a lo que no puede tenerlo, ya lo dijiste alguna vez, porque las vidas, los recuerdos, las invenciones caminan sin dirección, retroceden, giran, amagan y engañan cada vez, como si tuvieran voluntad, como si quisieran dejarnos a nosotros sin ella, sin voluntad, sin decisión, como si alguna vez la hubiéramos tenido, como si existiera algún dios, Dionisos, te repites, Dionisos y Baco y vamos a hacer ahora la versión USA, y que salga Tom Cruise (bonito panorama)…
Detienes el tecleo. Relees. Si hubiera un espejo, te mirarías en él. Enseñarías diente por diente en una ficción de sonrisa. Te dirigirías directamente al público (¡muerte a la cuarta pared!), pensarías si se puede hacer alguna verdadera barbaridad que no sea jugueteo para iniciados (ya ves, que brutito es el nene…)… y no. Eso necesita esfuerzo, trabajo, lo sabes de sobra y no, no hay tiempo para eso, lo siento, señor, no hay tiempo… Esa es, adviertes, la permanente historia que te cuentas desde que alguna vez empezaste a imaginar que te contabas historias y que después nos las contabas a nosotros: la historia de cómo nunca puedes contarte correctamente las historias sobre como deberías contar las historias… Demasiada semiótica, caballerete, exquisita formación en balbuceos técnicos de inmaculada languidez estructural y sangre de horchata. Si va a ser cierto al final: ¡que le corten la cabeza!
Y se la cortaron…