"Presente sucesión..."
Te pasa muchas veces: no consigues arrancar a escribir hasta que te plantas con un bolígrafo frente a una hoja en blanco: el método tradicional, el sonidito característico del raspar de la punta sobre el folio, la presión concentrada en dedos, articulaciones, muñeca… Las palabras parecen, así, más físicas, más reales, más tuyas. Pesan. Existen.
Empezaste, hace unos días, una “confesión” que has dejado a medias. Nos aseguras que no vas a repetir el jueguecito del post anterior, y nosotros te aseguramos que no estamos en absoluto dispuestos a permitirlo, así que tu amago de no se sabe muy bien qué quedará totalmente inédito: nadie sabrá nunca nada. Jamás. La penitencia va incluida en la sustancia vacua de tus razones…
Tienes sueño: bonito tema de interés general. Has dormido mal, pensando en los últimos follones en que te has metido (vas a meterte) por amor al arte más que nada… ¡Qué ganas de buscar pre-ocupaciones, cuando estarías tan a gusto sin mover un dedo, fósil neandertal aparcado junto a tus privilegios, tu derecho a rutinas inamovibles, de las que poder quejarte luego, en el momento angustiado de caer en la cuenta de tu “presente sucesión de difunto”, Quevedo dixit. No importa: esta noche dormirás como un bendito (anotación traviesa de dos días después: ¡y unas narices!), y el ajetreo te irá sacando de ti, te hará formar parte del mundo, te concederá incluso la ilusión (“bendita ilusión”, volvamos también a Machado) de estar moviendo el mundo, aunque sea apenas un par de milímetros, con ingenua palanca de apoyo en pequeños detalles apenas perceptibles…
Empezaste, hace unos días, una “confesión” que has dejado a medias. Nos aseguras que no vas a repetir el jueguecito del post anterior, y nosotros te aseguramos que no estamos en absoluto dispuestos a permitirlo, así que tu amago de no se sabe muy bien qué quedará totalmente inédito: nadie sabrá nunca nada. Jamás. La penitencia va incluida en la sustancia vacua de tus razones…
Tienes sueño: bonito tema de interés general. Has dormido mal, pensando en los últimos follones en que te has metido (vas a meterte) por amor al arte más que nada… ¡Qué ganas de buscar pre-ocupaciones, cuando estarías tan a gusto sin mover un dedo, fósil neandertal aparcado junto a tus privilegios, tu derecho a rutinas inamovibles, de las que poder quejarte luego, en el momento angustiado de caer en la cuenta de tu “presente sucesión de difunto”, Quevedo dixit. No importa: esta noche dormirás como un bendito (anotación traviesa de dos días después: ¡y unas narices!), y el ajetreo te irá sacando de ti, te hará formar parte del mundo, te concederá incluso la ilusión (“bendita ilusión”, volvamos también a Machado) de estar moviendo el mundo, aunque sea apenas un par de milímetros, con ingenua palanca de apoyo en pequeños detalles apenas perceptibles…