jueves, mayo 28, 2009

Nuevo aquí

“Hola, soy nuevo aquí”, te gustaría decir. “No conozco a nadie, apenas me conozco a mí mismo, os obsequio con enorme topicazo, y me sonríen solas las comisuras de los labios, y se consumen solos mis pasos hacia el ningún sitio que supuestamente es este lugar que contemplo con unciones santificadas por tanta ignorancia…”
Buen saludo.
Buena despedida.
Encadenarías, después, series en paralelo, y te declararías deudor de tus ídolos y constructor privilegiado de efigies con pies de barro y salivas de vivificante fulgor mesiánico. ¡He aquí el nuevo dios, honor y gloria al callo en las rodillas y al anatema a horcajadas de modélica exhibición triunfante! Es quizá la falta de ejercicio, que te va aflojando las neuronas.
Te sugerimos entonces que digas algo sensato, en vez de semejantes tonterías.
Sonríes. Y te vas.

¿Eso es todo, pues?

No, no es todo. Es apenas el algo indefinible que te queda en los pulmones encharcados (¿comenzarás de nuevo?). Hablar a las paredes. Soñar con las paredes. Ir enterrándote en vida rodeado de paredes, con un agujerito para que te hablemos a ras de oreja tiritona. “Estoy cansado. Me agota el esfuerzo inútil. Antes compensaba el brillo de una sonrisa cómplice. O el momento de exaltación que prometía maravillas, más tarde, en algún tiempo secretamente preservado por celofanes de brillo cautivador, seducción de lo por venir. Pero lo por venir ya está aquí: fijo en el vaho de los espejos y en la resignada toilette matutina, toallas húmedas, pasta de dientes, calor de mayo que reanuda su amenaza, pez boqueante a treinta y no sé cuántos grados de mollera que hervirá sus circunloquios y cocinará con guantes de látex un enésimo arrebato de cordura”.
Desbocado, ciertamente. Apurar cielos pretendo…

jueves, mayo 21, 2009

Punto de vista

Viernes, 15 de Mayo
Hubo un tiempo sin gafas para leer. Los objetos delimitaban sus volúmenes con precisión oftalmológica, y el pulso nos temblaba todavía a ritmos sincopados. Apaciblemente, tomábamos nuestro lugar sobre las rocas de la escollera del puerto, y contemplábamos durante horas el vaivén del oleaje, a la espera del suceso transformador. Ni falta hace decirlo: jamás hubo tal.

Corta, pega: imagen y objetivo. Aurora se adueña de nuestro punto de vista, y nos exige ser ella quien mire. Sus remilgos de niña malcriada (la conocimos con 17…) toman la vez, y trazan la ruta del despiste, que culminará, quizás, en aquel reencuentro tras consejo de psiquiatra-sexólogo bastante sospechoso. Aurora sedujo a Enrique, de nuevo, entonces, e ilustró fantasías hasta ese momento negadas. Después salió corriendo. Su sexólogo de pacotilla le puso nota, y Enrique conoció su nueva etiqueta de osito complaciente, que arrojó de inmediato al tacho de basura más próximo. Como se ve (porque se ve, ¿no es cierto?) Aurora no consiguió arrebatarnos el foco, y nuestro inexcusable lado masculino siguió ganando cada batalla post-mortem por la voz y el desconsuelo.

Insiste Aurora… “¡Yo quiero!” Quiere, seguramente, volver a llegar a tu casa de madrugada, para contarte con pelos y señales su lío playero con un amigo tuyo que tenía coche. Quiere, seguramente, volver a deleitarte con cada detalle de las dificultades que supone adaptar los cuerpos a los recovecos de los asientos…

Jueves, 21 de mayo
Nos interrumpen justo cuando estaba tan interesante… Así que, casi una semana después, decidimos, nosotros y tú, de común acuerdo, que ya seguiremos otro rato y que, sin duda, tomaremos cumplida venganza, retando a Aurora, desde este lado del espejo, a un duelo de historias de filos cortantes…

jueves, mayo 14, 2009

Deudas (2)

Buscaba ese lugar,
resumen insatisfecho
de los deseos que alguna vez se fueron
acumulando
en pos del sentido, o la intuición
de lo que había de ser al fin
ausencia.

Imaginé un río de tinta
fluyendo
desde la curva de tus muslos
hacia el mar de la palabra enhiesta,
dudosamente perseverante
y aguzada.

Lo quise a la vez
sólido y reptante,
zig-zag de secretos revelados
o soluciones entrevistas
en el paraíso de tu desnudez,
amplia de gestos reconocibles
y rumbos siempre abiertos.

Obtuve siluetas contrahechas
de mi propio perfil
en llama permanente y susurro
de abeja dispuesta a su tarea,
aguijón y salto de casilla
en casilla.

Obtuve, al fin, el eco
de la mirada que repite su salmodia,
retal a la espera de aguja
que enhebre la carencia,
el inmenso hueco detenido al borde
de su propio hallazgo
luminoso.

miércoles, mayo 06, 2009

Ideas

Jueves, 30 de abril

El pobre Héctor siempre fue un teórico, atrapado en el ramaje de las abstracciones danzarinas, fluidas como la conciencia siempre contradictoria, oleaje de resaca pedregosa, cuando el mar va depositando su rebaba sobre la arena… ¿movediza?

Lunes, 4 de mayo

Héctor es un teórico, decía, y Aurora cabecea afirmativamente. Héctor fue probando cada cosa tras pensar detenidamente en ella y en su función. Héctor experimentó efectos y sacó cuentas y se quedó, tantas veces, con varios palmos de narices.
De la práctica fue surgiendo una realidad de contornos desdibujados. Así, Enrique, y Aurora, y Rosa, y cada uno de ellos, fue descreyendo de “la gente”, el gran tótem: “la gente” que iba a conseguir cambiar el mundo.
Porque el mundo (ahora teorizamos todos a la vez) efectivamente cambió y, ya ves, aquí estamos.
Tú, ahora, sentado en el salón vacío, como algunas otras veces, esperas a los alumnos-actores para el ensayo vespertino. Y te hablas al oído, sugiriéndote nuevas teorías que te alimenten las esperanzas (¿el ego?) ya tan decaídas…

Gira el caos en torno a Héctor, y él baila a su ritmo. Centrifugado de ideas que perdieron todo el prestigio porque a “ellos” les dio la gana, y nos abandonaron, a “nosotros”. Y entonces “los malos” volvieron a tener razón, y todos obtuvieron lo que se merecían, y dijeron que teníamos, “nosotros” que enfrentarnos a los hechos consumados y aceptar la “dura realidad”. Y la existencia se llenó de comillas. Y “la democracia” se instaló por doquier, y la “libertad” ganó la madre de todas las batallas, y “el mercado” fue, por fin, definitivamente feliz en el centro de la Gran Ruina (con mayúsculas… y sin comillas).
Quizás por eso, dice Héctor (y Aurora, y Enrique, y Rosa cabecean afirmativamente) que casi prefiere seguir siendo un teórico, y disfrutar de sus tinieblas y ecuaciones de colorines imposibles. En nombre de LA IDEA….

jueves, abril 23, 2009

Peña de Francia

Viernes, 23 de abril de 2009
Llueve. Pero los caminos respiran, y nosotros con ellos.
Desde la ventana, vemos como se levanta la bruma, y adivinamos las sendas, y presentimos nuestras pisadas.
Turistas en la plaza de La Alberca. Turistas en las calles de Ciudad Rodrigo, sorteando humedades y saboreando las tapas con el vino. Descubrimientos inesperados, y el sosiego del paseo con paraguas prevenido…
El tiempo se esfuma, y nos descubre deseantes. Internarse en un camino, diría quizás Héctor, para ya no regresar. Habitar entre las piedras modeladas por el artista más o menos desconocido y paciente. Resguardarse tras ellas para contemplar el paso de las horas y conversar en su dialecto imposible con pájaros incansables.
Regresar al día de hoy, se impondrá sin duda Enrique. Lidiar con todo y cada cosa para mantenernos en pie.
Y con la boca abierta.
Seamos breves: el tiempo apremia.
Deseemos. Con cada una de nuestras fuerzas.

miércoles, abril 08, 2009

Personajes

Los personajes se cansan de su ser de tinta enfangada. Los nombres se pierden en sí mismos. Quisieran, tal vez, haber quedado atrapados en el contacto frío de las baldosas donde aposentaban sus traseros juveniles para escuchar el permanente disco de los Stones, y tararear Angie con el enardecimiento de cada batalla por librar y ya (ahora) perdida, ser de laberinto en que extraviarse cuando todas las salidas eran aún posibles. Los personajes relajan esfínteres y evacúan soledad aglomerada, codazos para abrir la boca y escucharse rebuznar sabias ansiedades entregadas a su último y consabido destino de silencios elocuentes.
Obligas a los personajes a convertirse en espectros de lengua trabada. Añoras el delirio de la mano que roza por primera vez y desea como todas las veces. Sueñas con la esgrima tenazmente aprendida, hurtando el cuerpo y entreabriendo los labios, disponiendo en formación el ángulo muerto de la esperanza, heredera de tanto despilfarro y convicción.
Los personajes se cansan de ti y tu probada ineptitud. Nosotros no, seguramente porque te queremos, carne de nuestra carne y uña que nos rasca la espalda cuando nos pica, y por eso: nosotros no. Otra semana más queriendo contarles su historia, la apropiada historia que sin duda merecieron vivir bajo otras manos más dispuestas. Y otro mes, y otro año, y otro siglo, y otros tú en el túnel de ceguera adormilada.

martes, marzo 31, 2009

Vida cotidiana

Ya en el mundo cotidiano, con postales digamos que turísticas todavía, que asoman cuando entornas los ojos y te dejas afectar por los estímulos de espejismo de la luz (o la desgana…), el regreso a lo cotidiano no puede desprenderse aún de, por ejemplo, el sabor de los mini-tomatitos vesubianos, ubicuos y obligados casi en cualquier comida napolitana… La “Vera Pizza” de tugurio local, por ejemplo, y para qué andar yendo más lejos…
Llevas varios días diciéndote en voz bien alta (para oírte a ti mismo, si te parece) que ya hace tiempo que necesitas un año sabático. Te has pasado toda la semana corrigiendo bodrios de última hora, calculando y poniendo notas absurdas, y oyendo imbecilidades oficiales sobre el fracaso escolar, sus causas y sus supuestas soluciones. ¡Pongamos exámenes en julio!, sugiere el ínclito conseller que se inventó lo de Ciudadanía en inglés, o que sugirió después la necesidad perentoria de establecer el chino mandarín como asignatura optativa para la Secundaria. Va siendo hora, sin duda, de que te jubilen de una vez, ya lo has dicho en muchas ocasiones, como elemento residual de este maravilloso mundo tecnológico-informático-virtual-de-que-te-cagas, rémora, que eres una rémora antediluviana, perniciosa, permanente mal ejemplo para esta juventud alegre y poderosa que encara como debe ser el radiante futuro que preconiza, sin ir más lejos, el nuevo y flamante Duce de todas las Italias, de quien debiéramos tomar ejemplo. No digamos ya nada de Su Santidad y su indispensable cruzada antipreservativo, ni de todos aquellos que numantinamente se manifiestan para que el impío gobierno que tan fraudulentamente se ha adueñado de un Poder que no se merece no les obligue a abortar, ni a matar a sus inmaculados retoños, que no dudan en exhibir disfrazados de bandera en sus multitudinarias concentraciones de patriotas verdaderos (por cierto, te dices…¿y la protección de la imagen de los menores? ¿Qué tal llevarán, dentro de algún tiempo, verse a sí mismos en semejante –y abigarrado- desfile de seres santamente indignados?).
Realidad, dura realidad. Pero mira por dónde, se van a tener que ir jodiendo todos un poco, porque dentro de nada comienza su gloriosa Semana Santa (¿para cuando una verdadera racionalización del calendario escolar?) y te volverás a largar por ahí a seguir gastando tu dinero a pesar de todas las crisis. Porque tú tienes dinero para gastar, insolidario, incívico, en viajes, en vez de en un super mamotreto (cuatro por cuatro, berlina de lujo, deportivo con el que avasallar a los curritos agilipollaos de utilitario elemental…) con el que combatir la verdadera crisis, la de los banqueros, o la de los fabricantes multinacionales de automóviles, auténticos soportes económicos de los mundos de yupi de los que tan aviesamente disfrutas y contra los que te atreves a alzar tu voz contaminada de falaces progresías tras, tras, tras trasnochadas, y tra, tra, tra traicioneras.
Pues eso, preparando el equipaje… Unos días en Las Batuecas, subir a la Peña de Francia, comer y beber adecuadamente, pasear por esos pueblos que subsisten vete tú a saber por qué, existiendo como existe la virtuosa virtualidad que nos ha de salvar a todos de tanto, tanto exceso de humanidad sudorosa y toca-pelotas.
Que te vayan buscando, mientras tanto…