martes, octubre 17, 2006

LÓGICA DE LOS NOMBRES (2006)-y 3

...Y con las mismas te largas cuatro días y nos dejas con las hojas amarillas de la carpeta polvorienta a dos velas y en actitud de paciente reposo, porque el señorito no perdona un puente y se va por ahí de comilonas y hotelazos, como si nada, por las buenas… Vuelves, eso sí, con una imagen enmarcada de paseo marítimo con banquito, al fondo las olas, pasan dos señores mayores (¿alemanes?) en bicicleta, tú contemplas desde una mesa en el interior, con una ensalada estupenda y una tortilla de premio delante de vosotros, Sofía y tú. La imagen recortada en la ventana os permite evitar el horror: ¡no se ve ni un edificio! Y por un momento es casi el paraíso… Cedéis a la tentación de buscar el banquito frente al mar al salir, os sentáis. De un edificio cercano sale una chica que llega hasta la playa, rápidamente se desnuda, entra en el agua, da dos brazadas, vuelve a salir, se viste y regresa por donde ha venido… Sol suave después de la lluvia que os ha machacado todo el día, sonrisa de oreja a oreja… ¡Esto es vida! Por fin regresas, y nos ponemos de nuevo a la tarea…


LÓGICA DE LOS NOMBRES (198¿3?)
y 3


“No, no podía siquiera pensar en seguirla. Ya había llegado, tal vez, demasiado lejos. Esa noche había salido del bar, había esperado a que ella saliese, detrás de mí, había seguido su ruta zigzagueante, la había visto entrar en otro sitio. La volví a esperar. Por fin, junto a ella, cruzando miradas incomprensibles, llegué hasta la puerta de la catedral y encontré un escalón desde el que recordar tantos otros escalones. La misma persistencia de los actos que se habían ido encadenando en el tiempo, la posibilidad siempre de atrapar restos de palabras que yo ya había pronunciado y que me esperaban escondidas en cada lugar, la consciencia de ser yo jugando a escaparme de la necesidad de ser yo… Todas esas cosas negaban la ingenua pretensión de huida que yo creía adivinar en mi estúpido acoso a la loca, tan sólo otra variante en la sucesión de vagares nocturnos, mi particular ejercicio de masoquismos cotidianos. Condenado a reproducir la imagen de Aurora y a prever que, como siempre, volvería a levantarme, volvería a buscar el cigarrillo y a desayunar pausadamente en el bar de la esquina”.
Trató ahora de devolver el gesto que la loca acababa de componer. Mientras sus ojos daban dos vueltas, órbita interna entre los ángulos blanquecinos (y la rojez del círculo de venillas de la madrugada), volvió a convencerse. Faltaba saber de qué. De que los bancos vacíos de la plaza no se habían movido en toda la noche. De que la loca, sentada, se inventaba un nuevo guiño. De que igual daba estar aquí que hablar de cine posmoderno a gritos, por encima de los berridos de Nina Hagen, un millón de watios y sólo cuatro gin-tonics igual ochocientas pesetas. De que ochocientas pesetas son cinco horas de trabajo y cuarenta de reposo desquiciado. De que Aurora estaría, seguramente, durmiendo a pierna suelta. Se volvió a convencer de que mañana le iba a contar su insulsa aventura nocturna al primer boquiabierto profesional dispuesto a bostezar a precio de pocos esfuerzos.

Casi no nos apetece el comentario, pero el documento sobre precios de la época no tiene desperdicio. ¡Doscientas pesetillas la copa! ¡Y Nina Hagen! Tampoco nos ha apetecido insistir demasiado en tu pasado fumador, ni en esas tonterías que a veces te emocionan, estamos seguros, cuando crees que no te miramos… La ingenuidad, la pose de existencial desvelo que apesta a alcoholillos y a local cerrado, en el centro de noches sucesivas sin nada que contar, noches de regreso y despertares una vez más hacia lo mismo… ¡Duros tiempos aquellos, vistos desde la comodidad de tus recientes recuerdos de playa y paseo, de seguridad, ciber-publicación instantánea y aparatitos diversos… !

Se levantó, saltó la verja y procuró que una de las puntas enmohecidas de su parte superior entrara en su abdomen precisamente por el ombligo.
- Eran las seis de la mañana cuando me levanté, expliqué que tenía que irme y comencé a andar. Me giré al llegar al cruce. Cuando me acostaba, eran ya las seis y media.

Y sí. Y a las ocho de ese día, por el deslunado, volvió a sonar la radio inmisericorde de la vecina, en dúo infernal con Julio Iglesias… ¿Koniek?

7 Comments:

Blogger Marga said...

Ummm y yo vengo buscando un respiro no sé si del trabajo o de tanta locura cibernética que me sigue atacando por doquier y eso que yo no lo busco... claro, que nada que ver con lo tuyo porque tú a la loca sí que la buscabas, así que ya no me aclaro si lo tuyo era masoquismo o es que a veces uno encuentra sin buscar (me contaron que de pequeña confundía ambos verbos, se ve que sigo sin superarlo aunque lo disimule). Y es posible que lo mío sea dislexia conjugativa pero lo tuyo era de juzgado de guardia, vamos de locos, y claro, asi era, con una loca de por medio...

Y ya, porque ya ando con el delirio de las nueve y es peligroso.

Jajaja, que genial como siempre!! y ya si que ya... besossssss playeros enmarcados.

9:07 p. m.  
Blogger Cronopio444 said...

Aquello, en realidad, era de veinte años y mucha empanada mental... Vete tú a saber si me comí la empanada o si sigue por aquí, rodando por estómagos en huelga de digestión... Algo sí que creo que he ido avanzando... ¿Quizá porque encontré cuando dejé de buscar? Besos de un dos tres, al escondite inglés...

7:17 p. m.  
Blogger Reaño said...

Pues me quedo apostado en el estaño del bar, esperando la lógica 4... que esto va a ser una saga Aristotélica del único libro de Aristóteles decente: "El vino como instrumento de conocimeinto".

Abrazo Lord Cronopio

6:31 p. m.  
Blogger Cronopio444 said...

Y no, reaño, no habrá 4... En tres, número redondo porque sí (digo yo) nos quedaremos, copa de vino en mano, of course... Great wishes, ever (and ever)...

8:05 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Sofía, el bar, los números...el clima, la línea de los cronopios... varias señales ocultas...

:) salutes.

6:30 a. m.  
Blogger Cronopio444 said...

En realidad, extremis sonic, no hay elementos ocultos distribuidos voluntariamente en el texto... Son más bien cosas del lenguaje, que nos maneja siempre a su antojo... Saludos, y gracias por tu comentario.

5:19 p. m.  
Blogger Reaño said...

bueno, entonces me tomo la copa y sigo acodado en la barra esperando la próxima cronopopeya...

3:58 a. m.  

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