martes, septiembre 23, 2008

Espejo

(Algún día de finales de 1989, tras alguna noche, probablemente, de descontroles solitarios, Héctor escribió un poema de tintas quizás sangrantes…)

Tampoco la maldad enciende luciérnagas
en la conciencia, ni el paso del marino
que zozobra, ni el múltiple alfiler
en que prender el deseo.

Resaca sí, y luminosa como neones
de falsas navidades, la bizquera
del sediento que se para ante la fuente,
tanta paradoja como acude,
desenfreno patapalo, tiburones de angustia
prendida en los dientes como para ser
cuchillo afilado y línea de sombra.

Glorioso, alcohólico de pies cansados
que recoge luz plena, amanecida,
y esconde sus zapatos en la improbable chimenea.
Náuseas culpables y dedos que acusan,
empolvada la peluca judicial en un desierto
de arenas que te tragan, engullen, succionan,
van a por ti sin punto de fuga,
amagan el golpe y te devuelven
trastabilleante
a tu lugar precisamente, a la región
donde la niebla es vapor oscuro
que nace de tu vientre que se pudre
en ausencia y residuos desesperantes, sólidos,
dolorosos como saber que existe
un infierno, puzzle de relojes imparables.

No, la maldad no enciende luciérnagas
en la conciencia, ni las noches regresan
al nido de halcón de uñas torcidas,
ni puedes ponerle fin a la angustia
que aprieta en algún rincón del ser
vacilante y ciego en que no quisieras
reconocerte.

10 Comments:

Blogger Margot said...

Sangrantes sí que eran y esa región de niebla me recuerda a la que siempre retornamos, tras la resaca de una noche sin mareas. No sé si una culpabilidad tan inerme como las nauseas ante el desayuno.

Dónde andaba yo en el 89? ufff, tendría que mirar mis papeles. Ummm, un lejano espejo. O eso quiero pensar. Nanay.

Besote de luciérnaga bizca!

1:28 p. m.  
Blogger Lena yau said...

Lo peor que hay en el mundo es la angustia, 44...

Terrible.

A veces quisiera que desapareciera soplando,

otras la quiero atufar con smints...

pero es como la mala hierba,

nada puede con ella.

(lleva boli contigo siempre...nunca se sabe cuando un ascensor se nos atraviesa en la vida...JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA....sorry, sorry, ya, soy buena, me porto bien...JAJAJAJA)

besos

5:52 p. m.  
Blogger Cronopio444 said...

Parecería, Marga, que el tiempo hubiera ido disipando nieblas y culpabilidades... ¡Parecería! Bizqueando se nos nota menos... Besos con un ojo tapado 8y el otro bien abierto).

Lena, ¡no quiero que te portes bien! Tus maldades son (y hubieran sido entonces...) un perfecto antídoto contra las angustias. Besazos (¿de ascensor?).

4:48 p. m.  
Blogger Lena yau said...

(los del ascensor NO se besaron)

JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA

6:47 p. m.  
Blogger Cronopio444 said...

No, Lena, ellos no, ciertamente... ¡Una pena!

4:54 p. m.  
Blogger karina Androvich said...

Hola cronopio!

Me gusta la poesía de "Hector"...

Es que la angustia es así, nos pone adentro de una órbita donde eso parece todo.
Es el ritual de lo peor junto y cuando la estás sintiendo es un espejo, pero más que un espejo es un espejismo, diría yo, como todo.

Como todo?

Un beso

Karina

6:58 p. m.  
Blogger Gi said...

Uh! Yo creía que la angustia tenía fin...

5:41 a. m.  
Blogger Cronopio444 said...

Sí, karina, como todo: los espejos nos rodean, y nos devuelven nuestra imagen, queramos o no, tantas veces deformada... besos.

Tiene fin, laluz, aunque a veces se prolonga a través de los años y llega, como en este caso, en forma de recuerdo, o de poema... Besos.

11:41 a. m.  
Blogger MaLena Ezcurra said...

Siempre me desbaratan los reflejos que nos regala los espejos (o no), una sensación extraña, y le donaba el malestar a Borges, Watanabe y tantos más.

Con este texto me pasa lo mismo y ahora no sé, siento que la tristeza es una partícula que se aloja en algunos seres entre vértebra y vértebra.

Un beso en brumas.

MaLena.

4:42 p. m.  
Blogger Cronopio444 said...

¿Brumas primaverales, Malena? Mejor convertite en vampira un rato, y no mires a los espejos, que ya no podrán reflejar tu imagen... Pero luego volvé a ser vos, no vayas a olvidarte... Beso sin ristra de ajos...

12:28 p. m.  

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