Junio
Viernes, 15 de Junio
Eres consciente de que los temas se repiten. Ahora que se vuelve a cerrar un ciclo (se diría que vivir es ir cerrando ciclos superpuestos y entrelazados, que vuelven a abrirse de inmediato, persiguiendo su inexorable destino de cierre y nueva apertura, hacia infinitos que en algún momento dejarán de incluirnos, a ti y a nosotros, claro está…), la tentación de repetir ideas y percepción de sensaciones es grande, pero también lo es la del silencio: por qué y para qué insistir en lo ya sabido, en el vacío que provoca tanto trabajo inútil, tanta farsa cara a no se sabe bien qué galería… En fin: ¡vacaciones escolares, eres libre, disfruta…! Y calla, o habla, o ninguna de las dos cosas, pero deja de dar vueltas como peoncilla borrachuela, que nos mareas.
Calorcito y ventiladores. Calorazo y aires acondicionados. Sudores y remojones. Proyectos que renueven los ciclos (¡ya, seguro que sí…!).
Sábado, 16 de junio
Andas ahora por ahí con una libreta, como en aquellos tiempos. Recuerdas: hora tras hora en el puestecito del mercadillo hippy del Parterre, donde vendíais las chuminadas que se os había ocurrido hacer en la serigrafía de tus compañeros de piso, para sacaros unos durillos, sobre todo tú, el estudiante sin ocupación por el momento. Allí escribías y escribías sin parar, sabiendo que Aurora esperaba cada tarde el resultado febril y galopante de tanta dedicación. ¡Qué no hubierais escrito, tú y tantos otros como tú entonces, y cuántas visitas y mensajes y contra-visitas y comentarios no os hubierais intercambiado, de haber existido ya los blogs y toda su parafernalia! Así que como ahora sí existen, aquí estás tú, con tu libretita.
Se va abriendo ante ti el horizonte despejado del veranito juguetón: sudarás, harás el vago, viajarás, zamparás y beberás cual cosaco (por no romper, por otra parte, con el ritmo habitual durante todo el año) y te prepararás, hormiguita tenaz, para resistir otro curso, y otras elecciones generales, y otro período pautado de convivencia con compañeros, alumnos, vecinos y demás indeseables a los que te debes y que a ti se deben, maldición seguramente bíblica, porque sólo los libros sagrados pueden tener tanta mala leche como para gastar semejantes putaditas.
Planearás: vista de pájaro sobre el conjunto de tus días. Hallarás cabos de los que tirar: Rosa, aquella aprendiz de Maga que luego tuvo un Seiscientos que os llevó aturulladamente de aquí para allá; el puesto de chucherías y las navidades en la calle, viendo pasar el gentío pre-híper-consumista de aquellos ochentas infinitos; la tribu encontrándose y desencontrándose en noches consecutivas por los tugurios del Barrio del Carmen (desconocido ahora y a la vez el mismo: casas derruidas, edificios nuevos, y gente, y pijerío, y estampas de juventud en tu memoria casi en color sepia y flashes psicodélicos…); turbas falleras y, entre el gentío, Aurora y tú aterrorizados porque todas las caras parecían deformes, monstruosas...¿os habrían invadido?
A la vez el ahora: la cena en casa, anoche, con Sofía. Un par de buenos tomates valencianos, jugosos, maduros, sabrosos, con su poco de cebolla, salvia, y el aceite erxtremeño que guardáis para las ensaladas; unos lomitos de atún de Barbate, el último tarro del que os trajisteis el invierno pasado, con unos pimientos asados envasados por tu suegra; unas tostadas con sobrasada de Massamagrell, de la que os regala tu padrino todos los años, y unas láminas de parmesano; unas setas (congeladas, eso sí) salteadas con ajo; una buena botella de vino de la Conca del Barberá, transportado con todo mimo desde la tienda de Montblanc, aprovechando la última calçotada; de postre, el puro que os permitís los días extraordinarios, compartiéndolo como si fuera un emisor de señales secretas… En una cena, se diría, el resumen de todo el año…
Eres consciente de que los temas se repiten. Ahora que se vuelve a cerrar un ciclo (se diría que vivir es ir cerrando ciclos superpuestos y entrelazados, que vuelven a abrirse de inmediato, persiguiendo su inexorable destino de cierre y nueva apertura, hacia infinitos que en algún momento dejarán de incluirnos, a ti y a nosotros, claro está…), la tentación de repetir ideas y percepción de sensaciones es grande, pero también lo es la del silencio: por qué y para qué insistir en lo ya sabido, en el vacío que provoca tanto trabajo inútil, tanta farsa cara a no se sabe bien qué galería… En fin: ¡vacaciones escolares, eres libre, disfruta…! Y calla, o habla, o ninguna de las dos cosas, pero deja de dar vueltas como peoncilla borrachuela, que nos mareas.
Calorcito y ventiladores. Calorazo y aires acondicionados. Sudores y remojones. Proyectos que renueven los ciclos (¡ya, seguro que sí…!).
Sábado, 16 de junio
Andas ahora por ahí con una libreta, como en aquellos tiempos. Recuerdas: hora tras hora en el puestecito del mercadillo hippy del Parterre, donde vendíais las chuminadas que se os había ocurrido hacer en la serigrafía de tus compañeros de piso, para sacaros unos durillos, sobre todo tú, el estudiante sin ocupación por el momento. Allí escribías y escribías sin parar, sabiendo que Aurora esperaba cada tarde el resultado febril y galopante de tanta dedicación. ¡Qué no hubierais escrito, tú y tantos otros como tú entonces, y cuántas visitas y mensajes y contra-visitas y comentarios no os hubierais intercambiado, de haber existido ya los blogs y toda su parafernalia! Así que como ahora sí existen, aquí estás tú, con tu libretita.
Se va abriendo ante ti el horizonte despejado del veranito juguetón: sudarás, harás el vago, viajarás, zamparás y beberás cual cosaco (por no romper, por otra parte, con el ritmo habitual durante todo el año) y te prepararás, hormiguita tenaz, para resistir otro curso, y otras elecciones generales, y otro período pautado de convivencia con compañeros, alumnos, vecinos y demás indeseables a los que te debes y que a ti se deben, maldición seguramente bíblica, porque sólo los libros sagrados pueden tener tanta mala leche como para gastar semejantes putaditas.
Planearás: vista de pájaro sobre el conjunto de tus días. Hallarás cabos de los que tirar: Rosa, aquella aprendiz de Maga que luego tuvo un Seiscientos que os llevó aturulladamente de aquí para allá; el puesto de chucherías y las navidades en la calle, viendo pasar el gentío pre-híper-consumista de aquellos ochentas infinitos; la tribu encontrándose y desencontrándose en noches consecutivas por los tugurios del Barrio del Carmen (desconocido ahora y a la vez el mismo: casas derruidas, edificios nuevos, y gente, y pijerío, y estampas de juventud en tu memoria casi en color sepia y flashes psicodélicos…); turbas falleras y, entre el gentío, Aurora y tú aterrorizados porque todas las caras parecían deformes, monstruosas...¿os habrían invadido?
A la vez el ahora: la cena en casa, anoche, con Sofía. Un par de buenos tomates valencianos, jugosos, maduros, sabrosos, con su poco de cebolla, salvia, y el aceite erxtremeño que guardáis para las ensaladas; unos lomitos de atún de Barbate, el último tarro del que os trajisteis el invierno pasado, con unos pimientos asados envasados por tu suegra; unas tostadas con sobrasada de Massamagrell, de la que os regala tu padrino todos los años, y unas láminas de parmesano; unas setas (congeladas, eso sí) salteadas con ajo; una buena botella de vino de la Conca del Barberá, transportado con todo mimo desde la tienda de Montblanc, aprovechando la última calçotada; de postre, el puro que os permitís los días extraordinarios, compartiéndolo como si fuera un emisor de señales secretas… En una cena, se diría, el resumen de todo el año…
8 Comments:
Yo tengo una libreta de esas y sigo prefiriendo su sabor al de los blogs, aunque el de los blogs me guste pero... es otro distinto. Y los ciclos son ciclos abiertos o cerrados, a medias siempre, eso sí. Y me gusta el presente pero sobre todo ese movimiento de antenas que emite señales en un momento dado.
Sabes qué, compi? eres un tio con suerte, te lo digo yo!!! jeje.
Besossssss con rodaja de tomate fresquita, roja y con pulpa.
(Va, se ve que cargué las pilas? jajaja)
No, si lo de la suerte ya lo sé yo, Marga... Y sí, se te nota recargadita... ¡Felicidades! Besos con aceitunilla, con o sin anchoa, a elegir.
todo retorno es eterno... Niteszche & Aristótele que-decía-que-el-vino-es-instrumento-de-conocimiento...
Aristóteles no conocía el whisky.
Y nadie sabe de últimos retornos
ni de primeros suscesos.
Un abrazo
Abrazo, Reaño, en intermitente degustación de caldos diversos...
Ei crono!, vengo de casa de la pirata pata palo no no no y solo te quería dejar saludo bucanero. Me piedo tan facilmente que a veces voy a venir y no llego. Luego te leo.
¡Imprescindible la libreta! Yo tengo mi pequeña colección, que no sé escribir con teclas (será que se me hacen muy cuadriculadas).
Me quedo con ese 'emisor de señales secretas' (si no te importa, soy algo cleptómana) quizá sirva para cerrar ciclos...
Saludos.
xnem, te saludé en cuanto recibí tu comentario, pero se perdió mi saludo... Debí meter la pata como de costumbre. Lo hago ahora de nuevo: abrazo y tentetieso...
Isa, te regalo mi emisor: ¡haz buen uso! Los ciclos, a veces, no se dejan cerrar tan fácilmente. Saludillos.
Es viernes y... pues eso! que no hay nada escrito, nada de nada...!
Por si no te habías dado cuenta.... jeje.
Una excusa para lanzar un beso
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